Opinión - Que mal te pagan, Limberg

La dirigencia de Blooming está empecinada en lograr un castigo ‘ejemplarizador’ para Limberg Gutiérrez, su otrora gran ídolo y estrella, aquél que, con sus ‘bombazos’, aportó para que la academia se ciñera dos coronas consecutivas tras una sequía de títulos de casi 15 años.
Qué malagradecidos que son con vos, Limberg, y sólo porque cambiaste de color de camiseta y declaraste, en una entrevista, que veías una ‘mano negra’ de algunos dirigentes de tu ex club, y que encima ‘pesan’ en ciertas decisiones que se toman en la Liga. Ni siquiera diste nombres, pero más de uno se sintió aludido y hasta juró venganza (dos años es el máximo castigo en estos casos).

Sigo pensando que te la tenían jurada, Limberg. No hace mucho salieron con la ‘cantaleta’ esa de que debías retractarte de unas declaraciones que hiciste contra un ex presidente. Como no lo hiciste, volvieron a la carga con un nuevo exceso verbal tuyo. Pero, ¿acaso no asumiste tu error y pediste disculpas en una conferencia de prensa? Muchos casos se han resuelto a través de una satisfacción pública como la que ofreciste, pero por lo visto a vos no te quieren perdonar, porque sencillamente no les da la gana, y lo que quieren es ‘hundirte’. Y si seguís pensando que en la Liga hay ‘presiones’ e ‘injerencias’ de los clubes, sobre todo de los más ‘grandes’, estás en tu derecho y mereces apoyo.
¡Qué tal! No faltaba más. O sea que uno tiene que cerrar el pico mientras otros deciden tu futuro. Eso pasa porque el TJD, y no es de ahora, lo integran quienes siguen una determinada línea y responden a los intereses del club que los postuló. ¿O no es así? No me imagino a un miembro del TJD apoyando un duro castigo para un jugador del club al que representa.
A Erwin Sánchez le dieron un año y medio de castigo cuando jugaba en Oriente. A Galarza, Aguirre, Arana y Castillo los suspendieron tres fechas por hacer un gesto provocador frente a la tribuna contraria pero volvieron a jugar justo después de un clásico, lo mismo que Luis y Limberg Gutiérrez no hace mucho. Con esos ejemplos, ¿no da para desconfiar?
El Deber