"Si jamás fuimos a la B ¿por qué no vamos a ganar como sea?"

23 marzo 2008

El primero que vi se jugaba con camisolas. 'Petro', ese era el apodo de Oriente Petrolero, tenía unas camisas (camisola decía Bernardo Silva en radio Grigotá) brillosa verde con vivos blancos y botones; Blooming (mucho antes de ser ‘transportista’) era celeste con vivos blancos.
Ganó Petro. Jugaban Freddy Chahín, a quien después tuve el gusto de conocer y tratar, Wálter Banegas y creo que ya estaba Pacho Flores, uno de los mejores mediocampistas que vi. Al otro lado, entre los que perdieron estaban Erwin Frey, ¡qué arquerazo!. Larramendia, Chino Aguilera, un crack; y Roly, un jugador metedor aunque no bueno, pero sí incansable. Ese año dimos la vuelta Olímpica. Ya estaban Olavo y Pacú. Con el tiempo me aprendí los nombres de memoria.

Llegaron Antonio Cabrera, Silvio Rojas y 'Choco' Antelo, a quien vi jugar en Real y trabajaba en el servicio médico de ‘Yacimientos’, en la esquina de mi casa ¿Cómo no ser de Petro, entonces?
‘Petro’ pasó a llamarse Oriente cuando, desde el 70, ganó nombre propio y espacio en el interior. Nos olvidamos de Petro, pero no perdimos la pasión ni el gusto de ganarle a Blooming, a quien despedí con pañuelo blanco la primera vez que se fue a la B, cuando jugaban el paraguayo Cáceres, Nino Moreno, Rojitas y Deterlino Jurado. Ya eran ‘transportista’, y alojaban a sus jugadores en el Austro Plaza que era, ganando hinchas, pero no era lo mismo. Faltaban ellos, los hijos que volvieron y que una vez más, después, se fueron de nuevo, como para que no se olviden que ellos van y vienen, cosa que nosotros nunca hicimos. Volvieron para el Integrado, cuando fuimos campeones, por supuesto. Y ahí les ganamos con gol de Toninho a Conrado, que todavía debe estar buscando la pelota. ¡Cómo le dio Antonio!
Hay otros clásicos memorables, como cuando debutó Tucho, que perdimos, pero que el 'Flaco' mostró lo que podía dar. Gibaudo no debe saber hasta ahora por donde se escurría en esa jornada que le hizo tres.
Ellos nos ganaron ése y uno que dolió, el del gol de Silvio en la Libertadores. ¡Mierda! hasta ahora duele. Nos dejaron afuera un día que Silvio se equivocó, porque nunca en su vida le pegó de esa manera (ni le va a volver a dar) Hebert Hoyos no pudo con el ‘error’ del petiso.
Clásico es clásico. No cuenta quién está mejor ni quién lleva más partidos ganados. Ese día es borrón y cuenta nueva, aunque las estadísticas nos favorezcan, aunque ellos sean conscientes de que somos más que el poquito de ellos. No importa nada. Ese día ellos se crecen (el rival y su nombre los hacen crecer) y hasta parecen un equipo.
Un padre le dice a su hijo que el sufrimiento de verdad es perder un clásico y es verdad. El clásico es el único que no se puede perder, los demás partidos son cualquier cosa.
Se viene uno. Y los 'chicos de la ex pascana' se prepararon con todo. Parece que hasta con la Comisión de Árbitros y esas cosas que a veces se hacen en el fútbol y lo sacan a uno de los estadios. No importa, igual podemos porque en el clásico la verdad está en la cancha y hemos sabido salir de éstas y peores. Si nunca descendimos ni jugamos con botas de goma en las mañanitas. Si jamás fuimos a la B ¿por qué no vamos a ganar como sea?
Clásico es clásico. Espero que ganemos. Creo que los que van a entrar saben de lo que se trata...
Vamos 'Petro', que podemos.

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